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Deceased Estate
Un patrimonio hereditario se refiere a todos los bienes, activos y pertenencias que una persona poseía al momento de su fallecimiento. Esto incluye objetos con valor monetario como bienes raíces, vehículos, cuentas bancarias, acciones, pólizas de seguro, artículos del hogar, joyas e incluso mascotas domésticas, que se consideran propiedad para fines de distribución. El patrimonio también abarca cualquier deuda o responsabilidad que el fallecido tuviera, las cuales deben ser saldadas con el patrimonio antes de distribuir los activos restantes a los beneficiarios.
El patrimonio consiste en:
- Activos sujetos a sucesión: Propiedades de propiedad exclusiva del fallecido que deben pasar por la sucesión, un proceso legal para validar el testamento y supervisar la distribución de los activos.
- Activos no sujetos a sucesión: Ciertos activos como pólizas de seguro de vida con beneficiarios designados que se transfieren automáticamente y no forman parte del patrimonio sucesorio.
- Otros activos: Estos pueden incluir intereses comerciales, propiedad intelectual y bienes de propiedad conjunta, que pueden o no formar parte del patrimonio dependiendo de los arreglos de propiedad.
Cuando una persona fallece, su patrimonio es administrado por un albacea nombrado en su testamento o, si no hay testamento (intestado), por un administrador designado por el tribunal. El albacea o administrador es responsable de reunir los activos del fallecido, pagar deudas e impuestos, y distribuir los activos restantes a los beneficiarios legítimos según el testamento o la ley.
En resumen, un patrimonio hereditario es la colección total de los activos y pasivos de una persona fallecida que deben ser gestionados y distribuidos después de su muerte, generalmente a través del proceso de sucesión.